- UN POCO DE HISTORIA -

En 1712 Antonio José da Silva tenía siete años. Había nacido en Río de Janeiro y en aquel año viajo a Lisboa, la metrópoli. No fue un viaje de placer. Antonio José estaba obligado a atravesar el Atlántico con su familia para ser procesados por la Inquisición: eran hebreos. Aquel momento no tuvo consecuencias inmediatas para los Da Silva: el muchacho, sin embargo, ya sea por la vitalidad propia de los cariocas o por la curiosidad impresa en sus genes hebreos, no fue tranquilo: estudio en la célebre universidad de Coimbra y allí conoció lo más interesante del Rousseau joven. Trabó amistad con algunos nobles que en virtud de sus viajes diplomáticos se habían abierto a los fermentos del pensamiento ingles y francés. Uno de los aristocráticos fue el conde de Ericeira. Estas inquietudes llegaban bajo el color de la subversión al trono de Joao V, un rey que concebía solamente las diversiones si perfumaban de incienso: por las mañanas, autorizado por el Papa, oficiaba él mismo la Misa como si fuese un sacerdote, a la noche, menos autorizado, frecuentaba los conventos de sus amantes abadesas. En ese entonces conoció a Ericeira, fanático del teatro y de la música contagió a Da Silva para la organización de operas parodias que desembocaban en sátira. Esta forma de teatro musical mezclaba arias cantables con un mordaz texto recitado al vitriolo que el público festejaba. En ese teatro situado en el Barrio Alto los cantantes estaban ocultos: todo se representaba con enormes marionetas.

Los textos escritos por Da Silva fueron representados repetidas veces en Portugal, en Brasil y en el Río de la Plata ya que el teatro de Da Silva se caracteriza por su comicidad y goza de una actual vitalidad, quizás por ellos y su origen la fama que conocieron esas obras fue de tal magnitud tanto que no necesitaban firma; se imprimieron anónimas. Da Silva fue condenado por la Inquisición de Joao y quemado en la hoguera el 18 de octubre de 1739. Nacidas para ser cantadas, las obras de Da Silva, recibieron diferentes versiones musicales. La versión de una de estas operas As variedades de Proteo lamentablemente perdida, compuesta por el italiano Bartolomeo Massa en Buenos Aires representa una de las muy primeras manifestaciones del teatro musical en el Río de la Plata.

De As Variedades se conserva afortunadamente la música de la primera versión, la que se escucho en Lisboa en mayo de 1737, y que aunque no firmada se supone sea de Antonio Teixeira, uno de los mas importantes compositores portugueses de la época.

 

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